L violín es para Pablo una prolongación de su cuerpo, su compañero fiel desde la infancia y con la que expresa lo que muchas veces no se puede decir con palabras. Este joven zaragozano es un inconformista y aplicando la máxima de Einstein: «Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo», Pablo decide reinventar su violín y cambia los sonidos clásicos por acordes electrónicos. Y no sólo él queda encantado con el resultado, sino que en su corta trayectoria se ha ganado la aceptación del público que lo reclama cada vez más.
por MONTSE SANTANA
Desde muy pequeño te has interesado y formado en las mejores escuelas de música del país, ¿Cómo surge esa pasión por la música?
En mi familia siempre hubo mucha afición por ella. Como la gran mayoría, empecé a tocar como un hobby. Para mí, ir cada tarde después del colegio al conservatorio era muy divertido. Era el más pequeño de mis compañeros, y como a cualquier crío, eso de tener amigos mayores a esas edades me encantaba.
¿Qué me hace sentir la música y en concreto el violín?
Cualquiera que sienta el control de algo indomable se siente poderoso. El violín en mí genera esa sensación. Exige tanto esfuerzo y dedicación que cuando ves que los resultados son buenos, te invade una sensación de orgullo que hace que sepas que ha merecido la pena el sacrificio realizado. Postura, afición y concentración son tres pilares necesarios para tocar este instrumento.
¿Qué es lo más difícil de dominar?
Todo a la hora de tocar es importante, pero de esas tres, me quedo con la concentración. Es lo más difícil de controlar. Cuando tocas no existe la opción de borrar o corregir el error cometido hace una milésima de segundo. Por eso, lo ideal es estudiar tanto que el control sea casi absoluto. Enfrentarte al público siempre intimida y la concentración es el apartado en el que más vulnerable es un músico. El tema de la afinación también es muy difícil, pero no se debe ver como u mérito, sino como una exigencia básica para tocar.
Pablo Navarro ha cambiado el violín clásico por uno eléctrico, ¿de dónde te viene esta idea?
Todo empieza tonteando. Tenía un compañero que se compró un violín eléctrico, un día tomando unas cervezas en su casa lo sacó y estuvimos enredando con él. Buscamos por internet qué hacían otros con ese mismo instrumento y nos decepcionamos al ver que no encontramos lo que esperábamos. Así que le pedí que me lo dejase para investigar cómo se le podía sacar más partido. Tardé en conseguir desarrollar mi propio estilo, pero ahora viendo que gusta, entiendo que mereció la pena el tiempo invertido.
Eres un artista bastante polifacético, ¿con qué tipo de música te sientes más cómodo?
Me siento cómodo tocando casi de todo, pero la música la llevo en las venas, aunque reconozco que en el aspecto divertido, la electrónica gana por goleada y componiendo música electrónica y adaptando las canciones al violín me siento muy cómodo. Me llena ver cómo consigo plasmar lo que suena en mi cabeza y sobre todo, observar con incredulidad la buena aceptación que tiene por parte del público.
Eres capaz de reproducir cualquier canción en muy poco tiempo ¿de dónde viene todo ese talento?
Más que talento yo lo llamaría “horas”. Cuando ya alcanzas niveles profesionales te pasas estudiando una media de 6 ó 7 horas e incluso más al día. El talento es importante y ayuda a progresar más rápido, pero a la perfección se llega con mucho trabajo, y eso se traduce en horas delante del atril.
Me llena ver cómo consigo plasmar lo que suena en mi cabeza y sobre todo, observar con incredulidad la buena aceptación que tiene”
Siendo tan joven has formado parte de la Orquesta de Radio Televisión Española o la Orquesta Sinfónica de Madrid y has colaborado con importantes empresas como Mercedes, Mirto o Endesa ¿Te consideras un afortunado?
Todos los días. Es un orgullo que Firmas tan consolidadas pienso en mí a la hora de celebrar un evento con su marca. Esa confianza que depositan en mí, siempre digo, que es el mayor caché que uno puede tener.
¿Cómo se pasa de tocar en un conservatorio a subirse al escenario de Kapital?
Las notas que utilizas son las mismas, pero el contraste más fuerte está en la actitud con la que tienes que interpretar. Cuando interpretas Brahms lo haces para deleite del oyente. Cuando tocas Avicii o Guetta lo haces para animar y transmitir un estado de euforia que hace que quien esté escuchándolo se libere de todos los problemas de la semana y se lo pase genial.
Has puesto la nota musical en muchos eventos como, por ejemplo, en la Mercedes-Benz Fashion Week ¿Cómo fue esa experiencia?
¡Divertidísima! Es un público que va a ver moda y que de pronto se encuentra con un show que complementa el desfile que han ido a ver. Es muy gracioso salir a tocar por la pasarla y darte cuenta que de pronto salen un montón de móviles y ver que todas esas lucecitas te apuntan, pero lo mejor para mí es darte cuenta que los pies del público se mueven al ritmo de tu música. Eso significa que tu trabajo está bien hecho.
Ahora mismo te podemos ver en la pequeña pantalla gracias al programa “Hable con ellas” ¿Cómo estás viviendo esta oportunidad?
La estoy viviendo con mucho cariño. Mis compañeros de la Tele me tratan fenomenal. Antes, la gente se encontraba conmigo en discotecas o eventos. A base de ir tocando en sitios la gente se empieza a interesar por lo tuyo y a conocerte, pero poco a poco. Ahora con la tele soy mucho más fácil de ver. Me sorprende que tocando música actual reciba mensajes felicitándome de gente mayor a la que en principio el tipo de música no va destinada, pero sea por lo que sea, las versiones que hago al violín les encantan. Tengo seguidores desde los 5 años hasta los 75, es increíble. Si lo miras desde los números, por ejemplo, en el Teatro Real (que es una sala impresionante) hay 1746 butacas. En Kapital pasarán cada noche más de 3.000 personas, y en la televisión hemos llegado a pasar de los 2.000.000 de espectadores. Obviamente la repercusión de eso es brutal.
Y para terminar, ¿alguna persona que te gustaría tener como oyente y algún sitio donde te gustaría tocar?
No tengo un oyente que sea especial. Yo siempre digo que toco con la misma pasión para 8 que para 80.000. Cualquiera que sonríe y disfruta cuando toco. Lo importante es que les guste lo que escuchan y que lo disfruten. He tenido la suerte de haber podido tocar en numerosos sitios, pero está claro que lo más divertido sería llenar un estadio de fútbol o tocar en festivales como Tomorrowland.
Vangard #014
OCT-NOV 2014